Es una realidad que las carreras de ultrafondo están de moda.
Hace años eran poco conocidas y solo se enfrentaban a ellas las personas realmente preparadas y que pertenecían a un sector minoritario de la sociedad.
Llegaron las redes sociales, la globalización, el trending topic y todos queremos ser Kilian, o emularlo al menos.
Eso no es malo. Es más, me atrevería a decir que es bueno, muy bueno. Salud, deporte y aventura. Y, por qué no decirlo, el reconocimiento de los nuestros y los que no lo son tanto.
También me atrevo a decir, y ojalá me equivoque, es que si al final del entrenamiento, al final de la carrera, no tuviéramos la foto y la palmadita en la espalda muchas personas dejarían de correr.
Eso me abruma.
Correr largas distancias es vida, entrenarlas lo es. Pero puede que no sea la vida de muchas personas y, si no se hace bien, lejos de ser saludable, se convierte en un castigo moral y físico.
Piensa en abstracto. ¿Si nadie lo supiera seguirías corriendo largas distancias?
Hay músicos o pintores que tocan y pintan solo para ellos.
O mi abuela, que se ha leído más de mil libros y nadie lo sabe, pero cada semana empieza uno nuevo. Cada persona tiene sus pasiones y las desarrollan y disfrutan a su manera.
¿Tú harías lo mismo?
Corre, corre para ti.
Da igual el motivo: superación, promesa vital, estilo de vida. Lo que sea, pero que en último lugar sea para ti.
Si has decidido que ese es tu camino asume las consecuencias y disfrútalas. Te dolerán las piernas, se te fatigará el corazón. Después de horas corriendo notarás como tus músculos inspiratorios casi ni te dejan bostezar. Pero si haces bien las cosas cada día serás más rápido y resistente.
Pero, ante todo, serás muy feliz.
Ahora sí, entrena. Entrena con entusiasmo.
Entrena todas las cualidades de un atleta de ultrafondo: resistencia aeróbica, resistencia muscular, elasticidad, amplitud de movimiento articular, fuerza, agilidad, nutrición, etc. Si sabes de lo que hablo vas por buen camino.
Si no tienes claro como hacerlo pregunta y déjate enseñar.
Todo esto lo dicen muy bien en Summits of my life. Cuentan de una forma más amable y lírica lo que quiero transmitir. Siempre me ha parecido un gran mensaje:
«Nadie nos dijo qué éramos. Nadie nos dijo que fuéramos.
Nadie nos dijo que sería fácil. Alguien dijo que somos
nuestros sueños. Que si no soñamos, estamos muertos.
Lucharemos por nuestros sueños, seguiremos nuestras
pasiones, porque creemos que el sentido de la vida está en
no seguir el camino de nadie. El sentido es trazar nuestro
camino hacia lo que queremos. Y a pesar de las dificultades,
aprenderemos en cada caída para poder continuar.»