Puede que para ti la Navidad sea una época de felicidad, de reconciliación, de esperanza, de estar con los tuyos…o puede que sea un periodo más triste, de añoranza por los que ya no están. De soledad.
O directamente puede que la Navidad te resulte indiferente. Incluso puede que para ti sea una mezcla de todo esto.
Sea como sea, está bien.
Es importante que te reconcilies con tus emociones, que te permitas sentir lo que sientes ahora. Que lo identifiques y que lo abraces con dulzura.
Sin juzgar, sin esperar nada.
Ten claro que si sientes soledad, tú no eres soledad.
Que si sientes indiferencia, tú no eres indiferencia.
Que si sientes felicidad, tú no eres felicidad.
Las emociones son simplemente emociones y no debes pensar que tú eres ellas. A lo largo del mismo día tú sentirás muchas emociones diferentes y tendrás que aprender a observarlas y a relacionarte con ellas de forma saludable para mejorar tu bienestar.
Si te sientes solo, descuida porque pronto estarás en compañía. Y si te sientes feliz, disfrútalo ahora porque en algún momento vendrá un golpe que torcerá tu sonrisa.
Vivimos en un mundo que parece que es obligatorio ser feliz 24 horas al día. 7 días a la semana. 365 días al año. Esto, simplemente, es imposible. Es la disneyficación de la vida y es una farsa que no se puede mantener a largo plazo.
La felicidad es una emoción más. Piensa que una vida equilibrada posiblemente suponga 50% de emociones positivas…y 50% de emociones negativas.
¿Qué es lo importante?
Atención porque esta es la clave: lo importante es ser consciente de que tú no puedes controlar nada (o casi nada) de lo que sucede en tu día a día…pero sí que tienes el poder de decidir cómo te tomas lo que sucede en tu vida.
Vamos a verlo mejor con un ejemplo:
Imagina una persona que tras 6 meses entrenando a tope da positivo en Covid y no puede competir en una carrera objetivo de la temporada.
¿Cómo se lo puede tomar?
Tiene dos opciones.
Opción A. Víctima.
Sentimientos negativos. Pataleta. ¿Por qué a mí? ¡6 meses de sacrificio que no sirven para nada! Mierda de vida.
Opción B. Responsable.
Se queda en casa por no contagiar a sus compañeros y compañeras. Piensa en todo lo que ha disfrutado entrenando. Se centra en cuidarse y recuperarse. Replanifica su temporada para seguir disfrutando tal y como lo ha hecho hasta la fecha.
Esto es solo un ejemplo simple. Pero esta dualidad se encuentra en todas las situaciones de la vida. En todas. Por duras que sean.
Y como digo, tú puedes decidir tu actitud ante las diferentes situaciones de la vida.
Para mí esto ha sido uno de los grandes aprendizajes de los últimos años y quería compartirlo contigo, por si te ayuda.
Así que no te deseo feliz Navidad, porque no sé si ahora estás feliz…triste…o indiferente. O todo a la vez.
Simplemente te deseo, como poco, un 50% de felicidad en tu vida.
Pero sobre todo te deseo que consigas gestionar bien los malos momentos, saliendo rápido de ellos y llevándote aprendizajes que sumen en tu día a día.
Estas dos cosas te las deseo y te las desearé todos los días del año. Uno de mis propósitos en la vida es conseguir sumar al 50% positivo de la vida de las personas a las que tengo la capacidad de impactar.
Yo no le puedo cambiar la vida a nadie, soy consciente de ello. Pero sí que puedo aportar herramientas para que las personas sean protagonistas de su propio cambio hacia el equilibrio y la paz interior.
¡Nos vemos por las cimas!